Relativismo moral o decadencia social
Carlos Penalillo Pimentel
Los sinvergüenzas pueden estar de plácemes ya que con las
nuevas corrientes pueden encajar tranquilamente con la fina denominación de
“relativistas morales”
A diario observamos situaciones cuestionables en nuestro
entorno, en las calles y en la vida pública y política con mayor frecuencia. La
corrupción y la falta de respeto resultan el pan de cada día en nuestro querido
Perú donde los conceptos de Etica y Moral cada vez son más lejanos a la
realidad, siendo los procedimientos éticamente incorrectos los predominantes y
en muchos casos las personas que caen en esto finalmente se constituyen en
víctimas y resultan siendo personajes maltratados dignos de ser consolados.
Pero esto no es novedoso en la realidad peruana, Manuel
González Prada a inicios del siglo XX nos lleno de ejemplos en su gran prosa
sarcástica de vivencias tan similares a las que tenemos ahora. El librepensador
anarquista dejo plasmado las denuncias en sus obras como Páginas libres, Horas
de lucha, Anarquía, Discurso en el Politeama entre otros.
Hay una corriente que gana popularidad últimamente y se hace
fuerte en sociedades europeas que propugnan que la moralidad no está basada en
ninguna norma absoluta y que el comportamiento ético depende de la coyuntura y
cultura social. A esto le denominan “relativismo moral”
Vivimos pues un momento donde los amantes del comportamiento
moral y éticamente incorrecto encuentran su tabla de salvación en esta teoría y
acusan a los absolutistas ortodoxos como “intolerantes”, como si el mal de
cualquier índole o grado debe ser tolerado. Todas las noches vemos las noticias
de abusos, violaciones, crímenes, negligencias, robos, corrupción, tráfico de
influencias, etc, etc. Debemos entonces entender que todos estos casos serían producto
de la coyuntura o cultura social.
El máximo representante de la Iglesia Católica, Benedicto XVI
denunció a inicios de diciembre del presente la lógica del “relativismo moral”
que niega la ley moral natural y la dignidad del hombre, además de remarcar que
los principios éticos “no son negociables”. En otras entrevistas indicó que el relativismo moral, en vez de trazar el horizonte hacia una sociedad libre,
justa y compasiva; tiende a producir frustración, desesperanza, egoísmo y
desprecio por la vida y la libertad de los demás.
Gracias
a Dios aún los que tenemos sentido común e intentamos vivir con principios
éticos y moralmente correctos somos la inmensa mayoría. No se trata de fomentar
la cacería de brujas ni caer en poses cucufatas trasnochadas, debemos hacer
causa común y predicar con el buen ejemplo en todos los aspectos vivenciales,
además de elevar nuestras voces de protesta cuando veamos situaciones
corregibles para enderezar el camino. Bien dijo el maestro González Prada :
“Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz. Dejemos la
encrucijada por el camino real, y la ambigüedad por la palabra precisa. Al
atacar el error y acometer contra sus secuaces, no propinemos cintarazos con
espada metida en la funda: arrojemos estocadas a fondo, con hoja libre, limpia,
centellando al Sol.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario