La puntualidad, virtud muy escasa en
el Perú
Carlos Penalillo Pimentel
Las costumbres hacen a las sociedades, siendo los ingleses los
abanderados en respetar religiosa y
estrictamente la hora. Nosotros en el Perú nos caracterizamos por lo
contrario, la mayoría son seguidores del
ex presidente Toledo con su famosa “hora Cabana”
Para mi modesta opinión, es cuestión de respeto, no solo por
ti mismo sino por los demás, por tu trabajo, por tus colegas, por tu familia.
Quiéranlo o no cada momento que vivimos está enmarcada en horarios que
seguramente resultan incómodos o anacrónicos para los de “mente libre”,
“relativistas morales” o los “reformistas”
Pero, sirve de algo ser puntual, alguna vez me dijeron cuando
comenté que en mis 26 años de labor en
el Hospital Rebagliati tuve 1 ó 2 tardanzas producto de los retrasos en
transporte público, acaso te han premiado, reconocido por escrito, felicitado
por tus superiores, regalado algo, te pagan más por ello. Definitivamente no, solo un año
se premió con un pavo (quizás lo hicieron con su segunda) pero tampoco me tocó
a mí, simplemente no busco reconocimiento y así seré hasta el último día de
labor.
Los nuevos conceptos de “Calidad” y “Excelencia” si premian y
destacan la puntualidad pero vemos que por ahora solo en alguna práctica
privada y no siempre los que se jactan de tener reconocimiento ISO lo cumplen.
Creo que es algo intrínseco de las personas y está ligado como repito con el
respeto a los demás, nos queda entonces tomarlo con un buen sentido del humor.
“La hora es la hora” le digo a mi querida colega Rosita que siempre llega puntualmente,
ni antes ni después, justo a la hora de entrega de guardia. Otros ya conocidos
tienen por costumbre llegar 10 o 15 minutos tarde y llegan orondos, frescos
como una lechuga, a más de uno que fue mi alumno en su internado hospitalario
si lo regresaba a su casa cuando llegaba tarde. Son así y lo seguirán siendo
porque además nadie les dice nada ahora, lo que me recuerda la letra del gran
cantante Héctor Lavoe, el rey de la puntualidad que decía “No es que llegue
tarde, ustedes llegan muy temprano” y siempre se demoraba en empezar sus
conciertos.
Otros casos son mas jocosos, nos preocupamos los presentes y
nos preguntamos cuando no llega, a qué hora llamará, que disculpa dará ahora,
ya no le queda abuelitos vivos, se habrá vuelto a torcer el tobillo, se habrá
vuelto a chancar la mano con la puerta de su camioneta, habrán cerrado la pista
por la maratón de RPP, en eso suena el teléfono y no es el, es su esposa
informando que han cerrado el puente y tienen que darse un vueltón para llegar
al Hospital y llegarán en 15 minutos.
Hace unos días tuve compensatorio y no fui a trabajar y mi
buen amigo y colega Jorge me llama a las 7 en punto preocupado porque no había
llegado, estaba cerrado el área de donantes, nada estaba en su sitio listo para
arrancar la faena diaria, las personas esperando ser atendidas, al rato, me
manda un mensaje de texto diciendo “hoy atendemos a partir de las 12”, fue
broma por supuesto.
Es muy probable que esto se corrija en algo cuando se ponga
en uso en el Hospital el marcador con huella digital, aunque debo manifestar
que como reza nuestro refrán popular “hecha la ley, hecha la trampa”, ya verán
cómo sacarle la vuelta.
Ama al prójimo como a ti mismo, no hagas a otro lo que no
quieras que hagan contigo. Aprendamos a respetarnos y principalmente respetar
al que asiste a un centro de atención donde espera ser atendido a la hora que
está indicada, no 20 minutos ni media hora después.
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