miércoles, 1 de enero de 2014

A NUESTRA BANDERA SE LA RESPETA

Carlos Penalillo Pimentel

A pocos días de celebrar nuestras fiestas patrias, vemos con cada vez menos asombro como maltratan y denigran nuestra hermosa Bandera Peruana

Solo basta que levantemos  la mirada al salir por las calles y observar a nuestros vecinos, instituciones, locales comerciales, vehículos públicos y privados como hacen y deshacen con nuestro emblema patriótico, usándola y colocándola simplemente como realmente les da la gana.
Lejos quedan mis recuerdos de niño donde realmente vivíamos una verdadera semana patria con amor y respeto a nuestros símbolos y se sancionaba a las personas que no colocaban la bandera como la Ley manda, bastaba que una casa la pose en su balcón como un trapo a secar para que inmediatamente la autoridad les imponga una severa multa y esos eran casos aislados
Celebrar el 28 era una fiesta esperada por la ciudadanía, nos preparábamos para vivirla con nuestros mejores atuendos, era costumbre pintar nuestras casas, escuchar con atención el mensaje presidencial, gozar con verdadero espíritu patriótico la “parada militar”, asistir a los espectáculos circenses de primera calidad, saludarnos con un sentido FELIZ 28!
Hoy por hoy, estamos a expensas que una cervecera con sus campañitas nos haga sentir más peruanos, esperar algún partido de nuestra peor selección de la historia y salir a las calles henchidos de emoción patriótica con la blanquirroja por todo el cuerpo sufriendo 90 minutos para que al final regresemos compungidos por una derrota o por no clasificar a un mundial.
Muy pocos tenemos por costumbre usar  la escarapela desde el primer día de nuestro mes jubilar, obviamente somos observados como  bichos raros por los pacientes o compañeros de trabajo, que somos varios miles en el Hospital Rebagliati, expresándonos la frase de cliché “que patriota eres”, felizmente llegamos contagiar a más de uno y siguen este ejemplo. Que será de las generaciones venideras si no les inculcamos el amor a la patria.
Sabrá la ciudadanía que el pabellón nacional o la bandera de guerra están reservadas únicamente para instituciones del estado. Basta hacer  un recorrido por las calles para evidenciar la triste realidad, estas son ofrecidas en las esquinas como cualquier bandera y son usadas indistintamente. Los grandes buses la colocan como protectores de consola, las tiendas “chicha” como cortinas, los taxis hasta en la tapa de gasolina y las mototaxis ni que decir.
Pero estas barbaridades también se ven en las “altas esferas” que en teoría son “más cultas”, ayer mismo regresando a mi domicilio por Caminos del Inca vimos atónitos como la lujosísima y prestigiosa cafetería y panadería “Don Mamino” exhibía una bandera mal puesta, o mejor dicho, colocada por obligación, con un palo o tubo sacado de por ahí como asta sin el más mínimo respeto por nuestro símbolo.
Lamentablemente esta antiperuana historia no termina el 31 de Julio, se prolonga por meses y en algunos casos hasta el próximo 28. Las banderas no las retiran buena parte de compatriotas, las dejan que el tiempo, lluvia, sol, viento y la ley de la gravedad las deteriore, aje, deshilache y destroce y se caigan como el peor trapo de la casa.
Un llamado pues a la conciencia de todos los peruanos y evitemos estas atrocidades patrias. Una exigencia a nuestras municipalidades para que no piensen solo en llenar sus arcas y apliquen las sanciones correspondientes. Prediquemos con el ejemplo, nuestros hijos y la patria nos los agradecerán

VIVA EL PERU

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