domingo, 4 de mayo de 2025

 

IN MEMORIAM

Mami Sari

 

Los recuerdos se convierten en imperecederos cuando vienen cargados de amor, cariño, gratitud y nostalgia.

 

Conocí a mami Sari, allá por el año 1987, siendo la futura suegra de mi hermano Javier, asistimos a la pedida de mano de mi cuñada Mariela en la ciudad de Trujillo, meses después ingreso a trabajar al Hospital Rebagliati. El 5 de diciembre del mismo año fuimos al matrimonio en Chiclayo, éramos ya casi familia, había más confianza con sus demás hijos y principalmente con papi Carlos, con quién tuve un mayor acercamiento al solicitarle algunos consejos de vida.

 

En éstos 38 años de conocernos tuvimos innumerables comunicaciones, al inicio manifestando preocupaciones por sus hijos menores o por algún tema médico que me consultaba por su familia o su entorno. Desde que conoció a mi esposa Leydi, no tuvo más que expresiones de cariño hacia ella, eso se constituyó para mí en el primer agradecimiento eterno, en la lista que continuó con mi hija Carla Lucía a quien la llamaba “mi Carlita”, como olvidar esas demostraciones de afecto, luego vino “mi Enriquito” y desde hace 10 años “mi Lunita”. Ellos también fueron para mami Sari sus nietos y bisnietos.

 

No olvidaré jamás los chinguiritos que me preparaba cada vez que íbamos a Chiclayo, además del seco con cabrito o arroz con pato que papi Carlos se esmeraba en cocinarnos. Fueron muchísimos los detalles que tuvieron con mi familia, Leydi, Carla, Enrique y Luna estaremos de por vida agradecidos.

 

No puedo dejar de mencionar a mi querido compadre José Chauca que en nuestro nombre pudo ayudarlos en sus atenciones hospitalarias, con ese gesto de servicio que siempre lo caracteriza.

 

Estuvimos muy pendientes por su salud éstos últimos meses, pidiendo y orando por su recuperación. Observando las analíticas que me enviaba Mariela, sugiriendo algunas intervenciones de ser necesarias. Llegaron nuestras vacaciones de abril y definitivamente teníamos que programarnos visitarla, así fue que el lunes 14 llegamos a Chiclayo, la fuimos a ver inmediatamente, le expresamos nuestro cariño y profundo agradecimiento, éramos conscientes y evidenciamos que podía escucharnos, movía sus ojos y deslizó unas lágrimas en nuestra presencia, agarró con su manito el escapulario bendecido que le trajimos de la Basílica de Nuestra Virgencita de Guadalupe, jamás lo soltó, hasta su último respiro.

 

Estamos convencidos por nuestra fe católica en la vida eterna, en el siguiente plano espiritual donde ya se encuentra mami Sari, llevada hacia Nuestro Señor Jesucristo por Nuestra Santa Madre María. Está descansando en paz en un ambiente de amor infinito al lado de sus seres más queridos, donde algún día nos encontraremos.

sábado, 19 de abril de 2025

 

RECONCILIÉMONOS CON NUESTRO NIÑO INTERIOR

 

Por: Carlos Enrique Penalillo Pimentel (*)

 

Las respuestas a nuestros conflictos internos, a nuestras formas “incorrectas” de ser y actuar, a nuestras dificultades existenciales y a nuestros desempeños como padres, hijos o abuelos muchas veces las podemos encontrar realizando una introspección hacia nuestros primeros años de vida. En consecuencia, recordando y analizando episodios, vivencias buenas y malas que, por lo general, nos han marcado en el ámbito psicológico para siempre y procurando reconciliarnos con ese niño que fuimos para sanar diversas  heridas emocionales vigentes.

 

Siendo profano en estos temas y sin pretender presumir de psicólogo, mi experiencia personal quizá ayude a entender algunos conflictos interiores y, por lo tanto, facilite mejorar la calidad de vida a partir de mejorar la relación con su pareja, hijos, hermanos, padres y amistades. Definitivamente y, desde la perspectiva científica, están demostradas las eficacias de las terapias holísticas, sanadoras y descodificadoras que corrigen los conflictos ancestrales heredados de nuestros padres y abuelos y que llegaron a nosotros, no solo lo bueno -que se puede traducir en valores éticos y morales- sino también viejas costumbres de disciplina, maltrato innecesario y ausencia de demostraciones de cariño y afecto que definen nuestro destino, lo que deberíamos de cortar para resolver y anular su propalación en nuestros hijos y nietos.

 

Podemos considerar como una enfermedad vivir cargando esa mochila pesada, esas energías encaminadas a impedirnos conseguir vivir plenamente en paz y armonía. En la actualidad existen terapias alternas reconocidas y aprobadas por la medicina convencional. Una buena amistad de mi esposa me realizó una técnica terapéutica llamada “Barras de Access” que nos libera de bloqueos energéticos y mentales y, además, me sirvió mucho para superar mi insomnio crónico y evitar el continuo y peligroso daño colateral que implica el rehuir dormir adecuadamente las horas necesarias.

 

Conversando con mi esposa sobre las clases que sigue para su formación como terapeuta holística, me comentó sobre la “sanación del niño interior” y convenimos certeramente que era sumamente necesaria para todos, sin excepción, así que accedí a realizarla con su maestra. Tuvimos una sesión sumamente provechosa que me llevó a profundizar en mi memoria episodios increíbles olvidados en el tiempo, felices en su mayoría, principalmente con mi padre, pero ausentes o débiles en demostraciones de afecto y cariño, con raras excepciones.

 

Fue así como logré comprender innumerables sucesos sobre mi forma de ser, que probablemente pudieron afectar a las personas que más amo en la vida, mi esposa, hijos y nieta. Lamento de corazón si fue así, nunca es tarde para enrumbar el camino y lograr la armonía y alegría de la vida que Dios nos dio para ser felices. El encuentro con mi hermano y su familia en Chiclayo fue un gran inicio; anhelo con ilusión seguir así, por mi familia, con la ayuda del Señor y Nuestra Santa Madre María.

 

(*) Marianista, Católico, consagrado a la Virgen María. Profesional de la Salud

lunes, 24 de febrero de 2025

 

GRACIAS VIRGENCITA DE GUADALUPE

Domingo 16 de febrero de 2025

 

Testimonio de Carlos Enrique Penalillo

 

Como cada domingo, siguiendo los preceptos de la Iglesia Católica, acudo a misa de 08 horas, previamente, sentimos la emoción que provoca en nuestras almas la adoración al Santísimo.

 

Días antes tuve un supuesto desbalance en mi presión arterial. Meses atrás me declararon hipertenso y empecé a tomar enalapril de 10 mg. Aquel día, en plena jornada laboral, me levanté del sillón que está en el área de inmunoserología y donde esperaba los resultados de los controles que le procesaba a los reactivos. Sentí una sensación extraña, realmente pensé que me iba a desmayar; respiré profundamente, se me aceleró la frecuencia cardiaca hasta que pude retomar una cierta normalidad

 

Acudí a los consultorios de cardiología y no encontré en ese momento a algún médico conocido ni a la enfermera amiga para que me tome la presión. Me dirigí a mi Servicio, área de donantes, pero todos los cubículos de entrevistas estaban abarrotados de personas. No me quedó otra que subir al piso de cardiología a buscar a mi amigo jefe del Servicio, en el ascensor me volvió la terrible sensación de mareo, pensé que no llegaba y en sentarme en las bancas al llegar. El jefe estaba de vacaciones, pregunto por el jefe de la UCI, muy amigo y servicial también y tampoco estaba, recordaba a Jesusito Ferreyra (QEPD) que siempre estuvo dispuesto a ayudar en todo momento.

 

Mi preocupación aumentaba, en la zona de médicos observé un grupo de residentes y un médico asistente, joven y desconocido, me dirigí a él y le dije de frente que no me sentía bien y le relaté brevemente lo que me había pasado. Me atendió cordialmente y me llevó al cuarto de exámenes y me tomó la presión arterial, 140/80, me auscultó el corazón, las arterias y deslizó una preocupación por la resistencia que percibía al tacto. Le comenté sobre mi score calcio altísimo y dedujo que esa era la causa. Sabiamente me mandó reposo por dos horas y efectivamente me fui estabilizando

 

Había pasado algo más de una hora desde que me empecé a sentir mal. Muchas cosas se me vinieron a la cabeza, no sabía si comunicarme con mi esposa y mis hijos. Recordé el libro de Elmer Huertas “El buen morir”, donde un capítulo lo reserva para dejar todo bien claro: detalles bancarios, fondos de fallecimientos, beneficios de los sindicatos, bienestar social, colegio profesional, seguros de vida y tantas cosas que uno debería dejar detallado para evitar conflictos y ataduras a tu familia.

 

Dejé de tomar enalapril, pensando que era la causa principal de mi desbalance. Me fui controlando la presión y se encontraba normal 120/80, llegó el domingo, me alisté para ir a misa, como siempre diez minutos antes de las 08 horas para adorar al Santísimo antes de iniciar la Eucaristía. Ese domingo le correspondió al Padre Marco quien siempre detalla y explica con más profundidad conceptos teóricos sobre encíclicas y protocolos propios de la misa, lo que lo hace alargar sus intervenciones.

 

Al iniciarse la Liturgia de la Palabra me empezó, nuevamente, el cuadro que sentí en mi trabajo, intenté calmarme y realizar ejercicios de respiración profunda, sin resultado alguno. Cuando inicia la Liturgia Eucarística me sostenía con mucha dificultad de pie. Logré soportarlo pero, sentía, además, que retumbaba mis palabras en los oídos; me palpé el pulso y estaba acelerado, tuve que sentarme y echarme aire con mi gorro, no me pasaba, soporté hasta el Rito de Comunión con demasiada dificultad, empezaron las palpitaciones, mi corazón salía de mi pecho, así recibí la hostia y me dirigí con respiración acelerada hacia la imagen de la Virgen de Guadalupe, donde siempre voy después de la comunión a rezarle y pedirle por tantas personas necesitadas, por aquellas personas cercanas que me hacen daño, por mi familia. Ese domingo fui directamente a pedirle por mí y ocurrió el milagro, me agaché ante su presencia y DESAPARECIERON todos mis síntomas; increíblemente sentí su intervención. Le agradecí con toda mi alma, le pedí que me ayude a superar esos cuadros de angustia y pánico que no he vuelto a sentir.

 

Al salir de la misa llamé a mi querida hermana Elsa para comentarle lo ocurrido. Al llegar a casa le cuento emocionado a mi esposa lo que había vivido y, especialmente, mi enorme júbilo por haber sido tocado por la mano de Nuestra Santa Madre María.

 


martes, 28 de enero de 2025

 

EL RESPETO: ES EL MÁS BELLO SIGNO DE EDUCACIÓN

 

Por: Carlos Enrique Penalillo Pimentel 

 

Título perfecto para lo pensado en escribir a raíz de una conversación con una simpática señora encargada de la limpieza del gimnasio al que acudo hace algún tiempo. Para esto deseo comentar que, por indicación médica, inicié un trabajo de rutinas de ejercicios físicos con el fin de regular mis niveles de glucosa, habiéndome declarado prediabético y, además, presentar síndrome metabólico por problema hereditario de dislipidemia mixta (colesterol y triglicéridos altos).

 

Obviamente tenía que acompañarse de un régimen alimentario equilibrado e hipocalórico que incluían restricciones ya tomadas tiempo atrás, como la se ingerir solo berries (arándanos, fresas, aguaymanto, frambuesas, moras, etc.), ninguna otra fruta por su alto nivel de fructuosa.

 

Para entrar al tema, resulta que el gimnasio más cercano a mi domicilio es una cadena conocida y frecuentada en su mayoría por personas de nivel socioeconómico “A”. Accedí a una promoción amigable por seis meses. Inicié a fines de octubre con una excelente predisposición y amabilidad de la mayoría de entrenadores (coach) que día a día se esmeraban en su atención para luego ir deslizando sus ofertas para que sean mi entrenador personal (personal trainer) por un elevado costo adicional, lo que no acepté debido a que mi finalidad era médica y no estética.

 

Por razones de horario de trabajo los días sábados no puedo ir, el resto de días asisto de tarde y los domingos de mañana, después de ir a misa. Algunas semanas después ya adecuándome a los ejercicios, que por décadas dejé de realizar, me hice unos controles analíticos y efectivamente mis niveles de glucosa bajaron a 80 mg/dL luego de haber llegado a tener por encima de 115 mg/dL.

 

Definitivamente los años de experiencia de la endocrinóloga no son en vano, le estoy agradecido por esa recomendación y por no haberme recetado ningún medicamento como metformina, por ejemplo, que otro médico me recetó años atrás.

 

Regresando al tema en cuestión. Estando casi a diario en el gimnasio, no pude dejar de observar ciertos comportamientos de los asistentes que realmente dejan mucho que desear, empezando por la falta de respeto y consideración: vocabulario inadecuado y soez tanto de jóvenes como de adultos mayores; incumplimiento de las disposiciones internas en el uso de mancuernas, pesas y colchonetas que las deben dejar en su sitio correspondiente; mal uso de los servicios higiénicos, provocando atoros innecesarios en inodoros y lavatorios; “apropiación” de dos o tres máquinas simultáneamente, colocando sus toallas encima dejándonos al resto en espera; los populares “turnamos” de quienes efectúan sus rutinas desesperadamente en tres o cuatro máquinas a la vez sin importarles alterar la secuencia normal de los demás; los que arrancan los pines o fierritos, que sirven para colocar el nivel de peso en los equipos, inutilizándolos para el siguiente usuario; papel toalla usados y botellas descartables vacías arrojadas por doquier.

 

La educación viene de casa, las pésimas costumbres por lo general se adquieren por imitación a nuestros progenitores. Hace un par de semanas observaba a una correcta señora adulta mayor haciendo su rutina al frente mío, terminando sus secuencias agarró las mancuernas y las llevó al soporte destinado para ellas. Realmente me quedé sorprendido ya que en los cuatro meses que asisto, fue la primerísima vez que vi a un cliente hacerlo.

 

Dos días después pasa la dama de limpieza y le comenté la buena actitud de la señora con las pesas y mancuernas mientras ella acomodaba todo el desorden dejado por otros. Inmediatamente me respondió: “Eso no es nada señor, estando haciendo limpieza en el baño de mujeres las señoritas tiraban los papeles al piso y al indicarles que por favor usen la papelera me dijeron ‘para eso estás tú’”.

 

Definitivamente queda comprobado: la excelsa educación se traduce en el más bello signo de respeto al ser humano. ¿Qué se creen las personas cuando maltratan a un humilde ser humano y alteran o pisotean sus derechos?  Este suceso muestra un acto incorrecto de comportamiento y un gesto de discriminación propio de sociedades, como la nuestra, marcada por una sucesión de actuaciones reveladores de la enorme inequidad, desigualdad y ausente empatía.

 

La urbanidad y buenas costumbres siempre deben permanecer vigentes y, especialmente, tienen que evidenciarse en todo tiempo, momento y lugar, por encima de cualquier condición socioeconómica. Constituyen una manera de forjar sanas y recíprocas relaciones de convivencia humana.

domingo, 19 de enero de 2025

PROYECTOS DE MEJORA EN MANTENIMIENTOS PREVENTIVOS, CAMBIOS NECESARIOS Y OPORTUNOS QUE REDUJERON LAS INCIDENCIAS CORRECTIVAS

 

Por: Carlos Enrique Penalillo Pimentel

Tecnólogo Médico - Especialista en Hemoterapia y Banco de Sangre

 

Iniciamos el 2024 con un evento importante que significó mi incorporación como socio adscrito a la Asociación de Calidad en Salud del Perú. En su discurso de bienvenida, la Dra. Ana María Montañez citó una frase que debe ser una máxima para los que estamos imbuidos en estos menesteres: “…Sin ética, no hay calidad”. Meses después, a fines de octubre, en el certamen anual de ASOCALP, el Dr. Modesto Martínez Pillado, inicia su disertación magistral aseverando: “…Más importante que la gestión de calidad, es la calidad de la gestión”. Finalmente, como tercera gran lección del año, nuestro referente y excelente colega argentino José Magariños, inaugurando el ciclo de educación continuada en su recordada ponencia “Verificación de equipos y reactivos para Bancos de Sangre”, culminó diciendo: “…Hay que ser empáticos con los ingenieros y soportes técnicos”.

 

Son precisamente estos conceptos los que nos deben orientar hacia el mejor norte en todos los aspectos que manejamos como parte de un equipo de trabajo que pretende “hacer bien las cosas”, como lo indica el punto número uno del Decálogo de las Buenas Prácticas de la GMP (Buenas Prácticas de Manufactura)

 

El tema en cuestión es la prevención, elemento de vital importancia que nos permite disminuir eventos adversos, errores y frecuencia en los correctivos como lo podemos evidenciar en nuestros archivos anuales. Al respecto, mucho tiempo nos tomó, el convencer a los responsables de ingeniería biomédica, sobre la necesidad imperiosa de realizar cambios en las frecuencias de los mantenimientos y, además, incluir, como siempre debió hacerse, los equipos de protección eléctrica en los cronogramas anuales de mantenimientos preventivos.

 

El buen trato, el respeto y la comunicación asertiva deben existir siempre entre el usuario y el proveedor o servicios de mantenimiento de los hospitales, centros de salud o clínicas particulares. Es el mejor punto de partida para conseguir resolver de manera más eficiente y eficaz todas las incidencias, desperfectos o urgencias que se presenten en nuestros servicios. La atención ante cualquier eventualidad debe de ser 24/7 ya que, del mismo modo, nuestra atención y servicio se realiza las 24 horas del día de todos los días de la semana.

 

Este respeto y buen trato jamás debe verse enturbiado con algún conflicto de interés, soborno o corrupción. De lo contrario, dejaríamos de lado la base principal que sustenta la calidad que es la ética: principio indiscutible, central en este quehacer profesional y no negociable bajo ningún concepto.

 

Luego del preámbulo entramos al tema principal sobre los cronogramas de mantenimientos preventivos que todos debemos tener listo al iniciar cada año. La “calidad de gestión”, este aspecto primordial e importante podrá ser medido y registrado por el número de mantenimientos correctivos que se puedan presentar a lo largo del tiempo indicado.

 

Fue así como convenimos con las empresas proveedoras a trabajar con un nuevo esquema de cronograma anual. Los equipos con carga intensa de trabajo pasarían a tener mantenimientos preventivos trimestrales y no semestrales como era lo usual. De igual modo, y para ser concordantes con nuestros pensamientos y objetivos, los mantenimientos semanales -que nos corresponde hacer como usuarios- lo pasamos a ejecutar cada tres días.

 

Todo ello contribuyó sustantivamente a los logros obtenidos, resultaba a todas luces algo lógico pensar en dichos cambios, a mayor uso, mayor desgaste. La necesidad de limpieza, para empezar, como calibraciones de piezas medulares en equipos sofisticados requerían las visitas más seguidas de los expertos biomédicos.

 

 

MANTENIMIENTOS CORRECTIVOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2023

2024

REDUCCIÓN

AUTOANALIZADORES INMUNOSEROLOGÍA

77

32

58%

ANTOANALIZADORES INMUNOHEMATOLOGÍA

45

35

22%

SEPARADORES CELULARES

 

25

8

68%

 

 

Las cifras hablan por sí solas, los cambios fueron necesarios y oportunos. Este logro marca un hito en la historia de una “calidad de gestión” que se plasma en las mejorías evidentes en unas de las áreas más importantes de toda gestión de calidad, los mantenimientos preventivos.

 

Cabe mencionar otro aspecto necesario que coadyuva con estos propósitos. Hemos conseguido que las empresas lo incluyan en sus procedimientos de mantenimientos preventivos. Los equipos de protección, muchas veces son olvidados hasta que fallan, precisamente por falta de mantenimiento. Las computadoras, estabilizadores, sistemas de alimentación ininterrumpida de energía (UPS) y otros, requieren también similar trato que los equipos.

 

La ética en la “calidad de gestión”, el sentido de responsabilidad, la mejora continua, la capacidad de entrega permanente en el ejercicio del compromiso profesional asumido, en un área tan sensible y determinante en el sistema de salud, son componentes fundamentales que deben mantener siempre la vigencia que ameritan.

domingo, 17 de noviembre de 2024

 

UN DÍA EN GESTIÓN DE CALIDAD

 

Por: Carlos Penalillo Pimentel

Servicio de Medicina Transfusional Hospital Rebagliati

 

Hace unas semanas escuchaba al Dr. Modesto Martínez Pillado un español experto en calidad convocado por la Asociación de Calidad en Salud del Perú, quién remarcaba su criterio al afirmar: “…Más importante que la Gestión de la Calidad, es la Calidad de la Gestión”. Efectivamente eso es lo que nos debe marcar a los que estamos imbuidos, día a día, en este universo de procesos, protocolos y procedimientos que deberían ser perfectos y de carácter preventivo en errores; pero, esa sería nuestra visión, en un mundo ideal camino a la excelencia.

 

El día en cuestión venía con un motivo más de planificación, no solo la rutina diaria, de donde siempre se desprenden las ramas de lo imprevisto o de los procedimientos no conformes, sino de una presentación de un trabajo en un congreso en el Colegio Médico del Perú.

 

A los incrédulos debo decirles que “al que madruga, Dios lo ayuda”. Es mi forma de ser y toda mi vida siempre he llegado muchísimo antes de la hora de ingreso laboral. Es así como, a sabiendas de mis buenas costumbres, a las 6.20 de la mañana me llama un ingeniero para ayudarlo a ingresar al servicio por un supuesto desperfecto de un equipo. Pues, el vigilante le exigía la autorización del jefe de guardia. En el interín ya estaba iniciando la revisión de los equipos de serología, los controles diarios y los reportes de las analíticas serológicas e inmunohematológicas y, además, verificar en físico las fichas y boletas de los candidatos a donar plaquetas por aféresis.

 

También, encuentro en mi escritorio un reporte de la misma empresa por el caso comentado, la especialista concluyó que el problema era causado por “demasiada viscosidad de las alícuotas de las unidades de sangre”. Algo muy improbable y alejado de la lógica por miles de pruebas cruzadas que hemos realizado en ese equipo y siempre utilizando protocolo de uso de alícuotas.

 

El ingeniero, luego de más de una hora de revisión, limpieza, pruebas y contrapruebas del equipo y observación de la trazabilidad de lo ocurrido encuentra la verdadera causa: se había seleccionado prueba cruzada menor, en vez de mayor, por eso el equipo buscaba plasma, no alícuotas de sangre. Un caso fortuito, resuelto y socializado a todo el personal para evitarlo en lo sucesivo.

 

Cerrado el caso, prosigo con mi rutina de verificación, revisión y validación diaria. Me dirijo al área de donantes para observar que todo vaya bien y dejo las fichas de los donantes de plaquetas aceptados y rechazados. Regresando a mi área, el colega encargado de fraccionamiento y despacho de unidades al Centro de Emergencia de Lima (CELIM) me reporta que no pueden ingresar a su base de datos los hemocomponentes despachados. Del registro impreso pruebo al azar algunos registros y verifico en el sistema de gestión que figuraban como despachados por nosotros, el problema entonces estaba en el CELIM.

 

Intento comunicarme con los ingenieros encargados, a su línea 0800 y no respondían. Me comunico con su jefe y me asegura que actuará inmediatamente. Minutos después me llama para informarme que el ingeniero estaba con su madre en la misma emergencia, en el cuarto piso y le pidió, por favor, que baje un momento ya que los demás ingenieros estaban distantes del hospital. Me acerco al CELIM y constato que, efectivamente, la colega por más que intentaba no lograba registrarlos en su sistema, le informo que está bajando el ingeniero a revisar. En tanto, ingresa consternada la jefa de enfermeras de Salud Ocupacional, quien me pide que la ayude con una solicitud de dímero D que le habían solicitado y que solo se realizaba a pacientes hospitalizados. Fuimos al laboratorio y felizmente encontramos colegas nuevas y serviciales que asintieron al pedido, la acompaño también a toma de muestras y la dejé tranquila a la espera de sus resultados.

 

Regreso al área del Banco de Sangre del CELIM y lo encuentro al ingeniero con evidentes muestras de preocupación debido al deterioro de la salud de su madre. Le ofrecí mi apoyo a través de una médico muy amiga con quién me comuniqué prontamente solicitándole que observe el estado de la señora que ingresó por ACV.

 

Regresando al problema, el ingeniero me reporta que está resuelto y al solicitarle el motivo informa que hubo un error al digitar los números del albarán.

 

Cerrado el segundo caso, regreso a mis labores, veo los resultados de los controles dependientes e independientes de los siete marcadores infecciosos, imprimo los reportes, los subo al software de calidad, verifico las curvas de Levey Jenning, las reglas de Westgard, dejando en óptimas condiciones los equipos para el procesamiento del día. Seguidamente reviso en detalle el listado de verificación de etiquetado, el reporte de baja de hemocomponentes, que las unidades reactivas eliminadas concuerden con el listado que se entregó a los colegas de selección de hemocomponentes.

 

Cuando me dirigía a verificar que los equipos tengan óptimo funcionamiento y que las temperaturas de congeladoras, refrigeradoras y ambientales estén dentro de los rangos permitidos, procedo a leer los reportes en los cuadernos de incidencias de las áreas de trabajo. En ese momento recibo una comunicación de la coordinadora de donantes reportándome que un joven donante al intentar inscribirse con el digitador encuentra que su número DNI había sido registrado, semanas atrás, por una persona 30 años mayor que él, obviamente con otro rostro.

 

A diario lidiamos con un número alto de individuos inescrupulosos dedicados a comercializar sangre.  Esta probada la existencia de mafias ubicadas fuera del hospital. Nuestro número de donantes voluntarios, a pesar que ha incrementado, no alcanza a cubrir la inmensa demanda. Alrededor del 80 por ciento de nuestras donaciones son por reposición, ahí se filtran los vendedores de sangre. En el caso que se presentó, dicho donante perdió su DNI semanas atrás, llegando a manos de esos mafiosos que la usaron para SUPLANTACION DE SU IDENTIDAD.

 

Definitivamente existieron varios responsables. Es un caso de cadena de errores, en identificación del donante, desde el vigilante que pide y observa el DNI, el responsable del área de recepción que da el visto bueno para que pase a registrarse, el digitador que toma la foto al donante y no se percata de la enorme diferencia en el rostro y la edad, de igual modo el que realiza el grupo sanguíneo y hemoglobina, el entrevistador y, finalmente, el personal flebotomista que DNI en mano llama al donante. Así es la “teoría del queso suizo” y sin encontrar justificaciones, la inmensa carga de trabajo puede influir en caer en error.

 

Se acerca la hora de salida, se acaba el día de trabajo con algunas vicisitudes, como es de costumbre. “Los errores se evitan, no se corrigen” decía Albert Einstein. Es algo consuetudinario, elevado y aumentado en la actualidad por el uso y abuso de los smartphones que se ha convertido en una extensión de la mano y causa principal de la distracción y, por consiguiente, de muchos errores.

 

Seguiremos en la cruzada para hacer bien las cosas, demostrar que un excelso profesional debe aplicar convenientemente sus competencias actitudinales, en primer lugar, cognitivas y procedimentales, por el bien del paciente y de toda persona que nos cruzamos en el camino. Con el favor de Dios.