EL SABER
ACTITUDINAL, FACTOR EXPONENCIAL EN LA FÓRMULA DE TRATO DE CALIDAD AL PACIENTE
Por: Carlos
Enrique Penalillo Pimentel
Servicio de
Medicina Transfusional, Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Lima - Perú
Hasta
inicios del presente siglo, nuestro sistema educativo básico, intermedio y
superior se enfocaba principalmente en el aprendizaje cognitivo, esto se
evidenciaba en técnicas repetitivas y memorísticas que obligaban a los estudiantes
a seguir para poder aprobar una materia. La reforma educativa de los años 90
trajo consigo un retroceso significativo en la enseñanza emocional y cívica al
retirar de la currícula escolar cursos tan importantes y trascendentales como
eran los de ética y filosofía, educación cívica, historia universal y, además,
la inentendible fusión de varios cursos en uno solo, dejando de lado la real
importancia de materias que antes se desarrollaban por separado, como física
(dos años) química (dos años), aritmética, algebra, geometría y trigonometría
cada uno por separado y por año lectivo (de segundo a quinto de secundaria)
Sumado
a esto, corrientes anticatólicas consiguieron retirar la obligatoriedad del
curso de religión favoreciendo corrientes como la del “relativismo moral” que
tanto cambio negativo han generados en Europa por ejemplo, llevando a las
sociedades por rumbos de decadencia en principios universales éticos y morales.
Si
antes de estos cambios históricos teníamos problemas de poca empatía en la
sociedad, ésta ha disminuido aún más bajo los preceptos expuestos. De alguna
manera debemos intentar conseguir revertir estos índices preocupantes en aras
de una mejor convivencia y desarrollo sostenible armónico, entender nuestro
sentir humano y el fin de la existencia de servicio al prójimo.
Las
normas existentes conducían hacia la misma dirección. Únicamente reconocíamos
en un profesional sus conocimientos teóricos, calificando asistencias a cursos,
congresos, seminarios o simposios, es lo que exigían los colegios profesionales
para la obligatoria recertificación. La importancia en la mejora cognitiva es
muy necesaria, la capacitación constante y el estar al día en todos los
adelantos científicos en nuestra profesión es innegable, seríamos
profesionalmente mediocres si no lo hacemos, pero eso nos es todo los
suficiente ni lo más importante para un desempeño profesional completo.
Surge
a mediados de la década pasada una necesaria corriente de cambio estructural,
una reforma ideal de conceptos hacia lo humanístico, lo emocional, hacia
mejoras sustantivas en valores, habilidades, destrezas y conocimientos.
Esta
transformación en el sistema educativo es la introducción a la educación por
competencias, que países de Latinoamérica como México, Chile y Colombia le
emprendieron muchos años atrás, buscando una vinculación de los sectores
productivos y educativos maximizando el potencial de los estudiantes y
preparándolos para su futuro ya que son las empresas que buscan estos aspectos
para contratar personal.
La
condición humana, el buen trato, actitud de servicio, ética profesional,
empatía y amor al prójimo deben constituirse como la competencia de primer
orden de importancia, el saber ser, el saber actitudinal.
Otro
aspecto a considerar dentro de un desempeño profesional global de calidad es la
experticia y destreza en el trabajo, el saber hacer o saber procedimental. De
nada nos sirve un profesional con amplios conocimientos y trato excelente si en
el desempeño de sus funciones en el trabajo resulta ineficiente o con
demasiadas no conformidades.
Por
esta realidad y necesidad de cambio el Ministerio de Educación promulga el 23
de mayo de 2006 la Ley de Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y
Certificación de la Calidad Educativa que en su artículo 5° dice a la letra que
su finalidad es “garantizar a la sociedad que las instituciones educativas
públicas y privadas ofrezcan un servicio de calidad. Para ello recomienda
acciones para superar las debilidades y carencias… con el propósito de
optimizar los factores que inciden en los aprendizajes y desarrollo de las
destrezas y competencias necesarias para alcanzar mejores niveles de
calificación profesional y desempeño laboral”
El
artículo 23 de su reglamento dice “La evaluación con fines de certificación
profesional es voluntaria. Para los profesionales de la salud y de educación es
obligatoria”
A
pesar del marco legal establecido, en la práctica no se cumple. La acreditación
de las Universidades recién ha culminado y con algunas sombras de retroceso.
Los colegios profesionales no han logrado completar su tarea certificadora, es
muy limitada, por ello es necesario tomar acciones para relanzar esta
iniciativa de mejora buscando lo mejor para la sociedad, principalmente llegar
al cambio en el trato y la actitud hacia las personas, en el campo que nos
toque desempeñarnos.
En mis
38 años de vida profesional trabajando en el Hospital Rebagliati, he sido
testigo de excepción de muchos maltratos a los pacientes, a los familiares y
entre los propios compañeros de trabajo, de la misma manera, siendo paciente
traumatológico y en rehabilitación viví en carne propia demasiadas inequidades
y tratos nada dignos, en las consultas principalmente por parte de algunos
médicos que mostraban indiferencia, desinterés y falta de respeto al llegar una
o dos horas tarde al consultorio. De igual forma fue todo el proceso
burocrático de licencias y descansos médicos que en silla de ruedas tenía que
presentarlos personalmente, sufriendo también lo mismo que en la consulta
médica.
Cabe
mencionar la marcada diferencia en el trato recibido por los fisioterapeutas, siempre con amabilidad, empatía y respeto. A ellos les debo mi completa
rehabilitación gracias a los 8 meses de terapia física.
Son
todas estas vivencias las que me llevaron a desarrollar el tema sobre la falta
de una certera aplicación del saber actitudinal en los profesionales de la
salud, siendo el mal trato el eje principal en la formulación del problema y mi
profunda convicción sobre el cambio positivo que se generaría al contribuir en
su difusión y aplicación en gran parte de los profesionales que laboran en el
Hospital Rebagliati del Seguro Social del Perú.
La certificación profesional por
competencias se implementó a inicios del año 2010, sin embargo, no es aplicado
en todo su contexto por los colegios profesionales de la salud, en su mayoría
no lo han puesto en práctica, circunscribiéndose a recertificar los saberes
cognitivos, es decir, únicamente asistencias a cursos, congresos, foros, etc.
Lo importante es el crear la
conciencia e incentivar en los profesionales de la salud la necesidad de la aplicación de los saberes
actitudinales en su labor diaria lo que influirá sustantivamente en una notoria
mejora en el trato de los pacientes, quienes de por sí, llegan a los nosocomios
luego de larguísimas esperas de citas y predispuestos a recibir un trato no
adecuado y a una espera interminable por la tardanza en su atención.
Los pacientes serían directamente los
beneficiados, sin embargo, este nuevo sentir del saber ser en los trabajadores
repercutirá también en las relaciones entre colegas, hacia todo el personal y
público en general que acuden a los hospitales acompañando a los pacientes en
sus citas, tratamientos, intervenciones o apoyándolos como por ejemplo
donándoles sangre o plaquetas.
Siendo el Rebagliati el Hospital
donde acuden miles de pacientes diariamente, muchos de ellos referidos de
provincias por ser referencial y por contar con todas las especialidades
médicas, es que surge la imperiosa necesidad de propiciar un cambio efectivo en
el trato al paciente principalmente, revertir la predisposición negativa que
manifiestan al entrar al nosocomio, lo que se puede conseguir cambiando la
mentalidad en los empleados que laboramos en este imponente Hospital, el más
grande y referencial del Perú.
La importancia del tema radica principalmente en poder influenciar al profesional de la salud a un cambio
positivo con la aplicación efectiva y sustantiva del saber actitudinal,
creándoles la conciencia empática y el interés hacia ellos, convirtiéndolos en
un trato digno, cordial y amable lo que repercutirá favorablemente en el
contexto total de su tratamiento y recuperación de la salud.
El ejercicio de la medicina ha cambiado desde sus
inicios hasta nuestra época. Los adelantos tecnológicos y los cambios en la
gestión del servicio de salud produjeron una distancia entre el paciente y el
médico. Por otra parte, los profesionales prefieren no tener un paciente
propio, sino cumplir estrictamente con una parte del diagnóstico o del
tratamiento (especialistas), sin involucrarse ni comprometerse. Un proceso de
humanización del quehacer contribuiría a que este sea acogido por el otro, a
mejorar la relación, la seguridad del paciente y a evitar errores médicos.
Los pacientes requieren de esfuerzos
conjuntos tanto por parte de su familia como de los profesionales e
instituciones que lo atiendan, para entonces comprender la humanización como
una estrategia de reconocimiento del otro en su integridad física y emocional
como ser humano. La sobrecarga laboral genera deshumanización ya que es imposible generar
un ambiente humanizado si el personal asistencial está insatisfecho, los
profesionales también deben ser vistos como seres humanos. Los estudios
demuestran que los pacientes valoran más la atención humanizada es decir el
cuidado, el afecto, buen trato y la atención oportuna que se les presta durante
su hospitalización, esto genera en ellos atención con calidad.
CONCEPTOS BÁSICOS
Saber actitudinal:
Nivel
de formación de Actitudes del Personal, ante la sociedad a la que sirven, el
trabajo, compañeros y hacia sí mismo lo cual tendrá una beneficiosa incidencia
dentro y fuera de la Institución y en su entorno de desempeño.
La
currícula universitaria actual, en sus tres componentes principales, el perfil
del ingresante, el perfil genérico y el perfil del egresado contempla y valora
la aplicación del saber actitudinal, que debe constituirse como columna
principal del ejercicio de todo profesional, de la salud principalmente.
Trato a los pacientes:
Percepción
que tiene el paciente o familiar del trato y de la atención proporcionada.
Las leyes
actuales vienen contribuyendo para proteger a los pacientes evitando se cometan
atropellos contra el mal trato a los pacientes, existe además un organismo
estatal dedicado a recibir y actuar de oficio ante cualquier denuncia.
Responsabilidad:
Capacidad
existente en todo sujeto para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho
realizado libremente (RAE)
Los
profesionales de la salud deben asumir las consecuencias de sus actos,
procediendo con ética y deontología.
Respeto:
Miramiento,
consideración, deferencia. (RAE)
Todo ser
humano merece ser tratado con respeto, sea cual sea su condición, estado,
religión u orientación sexual.
Tolerancia:
Respeto a
las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o
contrarias a las propias. (RAE)
Los
profesionales de la salud deben aceptar posiciones contrarias a la suya,
manteniendo un sabio silencio demostrando ser tolerantes y abiertos para
generar una buena relación.
Empatía:
Identificación
mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. (RAE).
Condición
sine qua non para la aplicación del saber actitudinal, el ponerse en el lugar
del paciente, el sentir su problema y situación, el hacerle comprender que está
siendo escuchado y atendido con toda la buena voluntad y benevolencia.
Solidaridad:
Adhesión
circunstancial a la causa o a la empresa de otros. (RAE)
En
ciertas circunstancias, el profesional de la salud puede influir en resolver
situaciones causales del paciente, sugiriendo o presentando alternativas
viables que puedan revertir el estado existente.
Trato digno:
Experiencia
y habilidad en la vida social. Respeto irrestricto a la persona y a su
integridad, a valorar igual todas las vidas humanas y a todas las personas.
Es la
condición ideal que todo profesional de la salud debería adoptar ante la
atención a cualquier paciente, familiar o compañero de trabajo
Amabilidad:
Valor
social que se funda en el respeto, el afecto y benevolencia en nuestra forma de
relacionarnos con el otro
Cordialidad:
Amabilidad,
sinceridad y afecto en el trato. (Oxford)
Puntualidad:
Cuidado
y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida. (RAE)
Igualdad:
Tratamiento
equitativo, sin importar su raza, rasgos físicos, condición financiera u
orientación sexual. (Oxford)
Confianza:
Esperanza
firme que se tiene de alguien o algo. (RAE)
Profesionales
de la salud:
Un
profesional de la salud es una persona capacitada para atender problemas de las
diferentes áreas de las ciencias de la salud. Se involucran en la atención
primaria y la atención con especialistas.
También,
es una persona que ha completado estudios profesionales en un campo de la salud,
como un enfermero, obstetríz, un médico, etc. La persona suele estar autorizada
por una agencia gubernamental o certificada por una organización profesional,
universidad o registro sanitario. (http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001933.htm)
Pacientes:
En la
medicina y en general en las ciencias de la salud, el paciente es alguien que
sufre dolor o malestar (muchas enfermedades causan molestias diversas, y un
gran número de pacientes también sufren dolor). En términos sociológicos y
administrativos, paciente es el sujeto que recibe los servicios de un médico u
otro profesional de la salud y se somete a un examen, a un tratamiento o a una
intervención.
No se
puede desligar el entorno relacionado al paciente, siempre o generalmente se
encuentra acompañado de un familiar cercano o acompañante, el cual también
merece las mismas atenciones.
LOS 3 SABERES
Habilidades: Dentro del saber procedimental, las habilidades se consideran enfocadas
en el contexto general del desempeño profesional, quienes deben realizar sus
tareas y funciones de manera correcta y eficientemente.
Destreza: Es la
experiencia sumada a la habilidad en la realización de una actividad
determinada, es finalmente a lo que todo profesional de la salud debe llegar.
Conocimientos: El saber cognitivo, es lo que se sabe de alguna materia o ciencia
concreta, lo que se almacena en nuestras neuronas y lo que nos permite mantener
un grado de inteligencia capaz de hacerte útil en su manejo en el quehacer
profesional diario. Era el valor primordial en la escala de certificación
profesional, algo que felizmente ha cambiado.
Actitud: Todos nos
comportamos habitualmente según las circunstancias que vivimos. Lo ideal es
manejar positivamente situaciones difíciles, con resiliencia, constructiva y
resolutivamente. El saber actitudinal es el principal y primordial en todo
profesional de la salud, porque se trata de aplicar en aplicar la empatía en
todos nuestros actos, tratar al prójimo y al paciente de la misma manera que
haríamos con nuestros seres queridos, contribuyendo anímicamente en la salud
del enfermo.
La fórmula es: V=(C+H) x A
El valor (V) de una persona es el
resultado de sumar sus conocimientos (C) y habilidades (H), y multiplicar esa
suma por su actitud (A). Esta fórmula, popularizada por Victor Küppers, destaca
que los conocimientos y las habilidades se suman, pero la actitud es lo que
realmente multiplica el valor de una persona.
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