jueves, 13 de noviembre de 2025

 

EL SABER ACTITUDINAL, FACTOR EXPONENCIAL EN LA FÓRMULA DE TRATO DE CALIDAD AL PACIENTE

 

Por: Carlos Enrique Penalillo Pimentel

Servicio de Medicina Transfusional, Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Lima - Perú

 

Hasta inicios del presente siglo, nuestro sistema educativo básico, intermedio y superior se enfocaba principalmente en el aprendizaje cognitivo, esto se evidenciaba en técnicas repetitivas y memorísticas que obligaban a los estudiantes a seguir para poder aprobar una materia. La reforma educativa de los años 90 trajo consigo un retroceso significativo en la enseñanza emocional y cívica al retirar de la currícula escolar cursos tan importantes y trascendentales como eran los de ética y filosofía, educación cívica, historia universal y, además, la inentendible fusión de varios cursos en uno solo, dejando de lado la real importancia de materias que antes se desarrollaban por separado, como física (dos años) química (dos años), aritmética, algebra, geometría y trigonometría cada uno por separado y por año lectivo (de segundo a quinto de secundaria)

Sumado a esto, corrientes anticatólicas consiguieron retirar la obligatoriedad del curso de religión favoreciendo corrientes como la del “relativismo moral” que tanto cambio negativo han generados en Europa por ejemplo, llevando a las sociedades por rumbos de decadencia en principios universales éticos y morales.

Si antes de estos cambios históricos teníamos problemas de poca empatía en la sociedad, ésta ha disminuido aún más bajo los preceptos expuestos. De alguna manera debemos intentar conseguir revertir estos índices preocupantes en aras de una mejor convivencia y desarrollo sostenible armónico, entender nuestro sentir humano y el fin de la existencia de servicio al prójimo.

Las normas existentes conducían hacia la misma dirección. Únicamente reconocíamos en un profesional sus conocimientos teóricos, calificando asistencias a cursos, congresos, seminarios o simposios, es lo que exigían los colegios profesionales para la obligatoria recertificación. La importancia en la mejora cognitiva es muy necesaria, la capacitación constante y el estar al día en todos los adelantos científicos en nuestra profesión es innegable, seríamos profesionalmente mediocres si no lo hacemos, pero eso nos es todo los suficiente ni lo más importante para un desempeño profesional completo.

Surge a mediados de la década pasada una necesaria corriente de cambio estructural, una reforma ideal de conceptos hacia lo humanístico, lo emocional, hacia mejoras sustantivas en valores, habilidades, destrezas y conocimientos.

Esta transformación en el sistema educativo es la introducción a la educación por competencias, que países de Latinoamérica como México, Chile y Colombia le emprendieron muchos años atrás, buscando una vinculación de los sectores productivos y educativos maximizando el potencial de los estudiantes y preparándolos para su futuro ya que son las empresas que buscan estos aspectos para contratar personal.

La condición humana, el buen trato, actitud de servicio, ética profesional, empatía y amor al prójimo deben constituirse como la competencia de primer orden de importancia, el saber ser, el saber actitudinal.

Otro aspecto a considerar dentro de un desempeño profesional global de calidad es la experticia y destreza en el trabajo, el saber hacer o saber procedimental. De nada nos sirve un profesional con amplios conocimientos y trato excelente si en el desempeño de sus funciones en el trabajo resulta ineficiente o con demasiadas no conformidades.

Por esta realidad y necesidad de cambio el Ministerio de Educación promulga el 23 de mayo de 2006 la Ley de Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa que en su artículo 5° dice a la letra que su finalidad es “garantizar a la sociedad que las instituciones educativas públicas y privadas ofrezcan un servicio de calidad. Para ello recomienda acciones para superar las debilidades y carencias… con el propósito de optimizar los factores que inciden en los aprendizajes y desarrollo de las destrezas y competencias necesarias para alcanzar mejores niveles de calificación profesional y desempeño laboral”

El artículo 23 de su reglamento dice “La evaluación con fines de certificación profesional es voluntaria. Para los profesionales de la salud y de educación es obligatoria”

A pesar del marco legal establecido, en la práctica no se cumple. La acreditación de las Universidades recién ha culminado y con algunas sombras de retroceso. Los colegios profesionales no han logrado completar su tarea certificadora, es muy limitada, por ello es necesario tomar acciones para relanzar esta iniciativa de mejora buscando lo mejor para la sociedad, principalmente llegar al cambio en el trato y la actitud hacia las personas, en el campo que nos toque desempeñarnos.

En mis 38 años de vida profesional trabajando en el Hospital Rebagliati, he sido testigo de excepción de muchos maltratos a los pacientes, a los familiares y entre los propios compañeros de trabajo, de la misma manera, siendo paciente traumatológico y en rehabilitación viví en carne propia demasiadas inequidades y tratos nada dignos, en las consultas principalmente por parte de algunos médicos que mostraban indiferencia, desinterés y falta de respeto al llegar una o dos horas tarde al consultorio. De igual forma fue todo el proceso burocrático de licencias y descansos médicos que en silla de ruedas tenía que presentarlos personalmente, sufriendo también lo mismo que en la consulta médica.

Cabe mencionar la marcada diferencia en el trato recibido por los fisioterapeutas, siempre con amabilidad, empatía y respeto. A ellos les debo mi completa rehabilitación gracias a los 8 meses de terapia física.

Son todas estas vivencias las que me llevaron a desarrollar el tema sobre la falta de una certera aplicación del saber actitudinal en los profesionales de la salud, siendo el mal trato el eje principal en la formulación del problema y mi profunda convicción sobre el cambio positivo que se generaría al contribuir en su difusión y aplicación en gran parte de los profesionales que laboran en el Hospital Rebagliati del Seguro Social del Perú.

La certificación profesional por competencias se implementó a inicios del año 2010, sin embargo, no es aplicado en todo su contexto por los colegios profesionales de la salud, en su mayoría no lo han puesto en práctica, circunscribiéndose a recertificar los saberes cognitivos, es decir, únicamente asistencias a cursos, congresos, foros, etc.

Lo importante es el crear la conciencia e incentivar en los profesionales de la salud la necesidad de la aplicación de los saberes actitudinales en su labor diaria lo que influirá sustantivamente en una notoria mejora en el trato de los pacientes, quienes de por sí, llegan a los nosocomios luego de larguísimas esperas de citas y predispuestos a recibir un trato no adecuado y a una espera interminable por la tardanza en su atención.

Los pacientes serían directamente los beneficiados, sin embargo, este nuevo sentir del saber ser en los trabajadores repercutirá también en las relaciones entre colegas, hacia todo el personal y público en general que acuden a los hospitales acompañando a los pacientes en sus citas, tratamientos, intervenciones o apoyándolos como por ejemplo donándoles sangre o plaquetas.

Siendo el Rebagliati el Hospital donde acuden miles de pacientes diariamente, muchos de ellos referidos de provincias por ser referencial y por contar con todas las especialidades médicas, es que surge la imperiosa necesidad de propiciar un cambio efectivo en el trato al paciente principalmente, revertir la predisposición negativa que manifiestan al entrar al nosocomio, lo que se puede conseguir cambiando la mentalidad en los empleados que laboramos en este imponente Hospital, el más grande y referencial del Perú.

La importancia del tema radica principalmente en poder influenciar al profesional de la salud a un cambio positivo con la aplicación efectiva y sustantiva del saber actitudinal, creándoles la conciencia empática y el interés hacia ellos, convirtiéndolos en un trato digno, cordial y amable lo que repercutirá favorablemente en el contexto total de su tratamiento y recuperación de la salud.

El ejercicio de la medicina ha cambiado desde sus inicios hasta nuestra época. Los adelantos tecnológicos y los cambios en la gestión del servicio de salud produjeron una distancia entre el paciente y el médico. Por otra parte, los profesionales prefieren no tener un paciente propio, sino cumplir estrictamente con una parte del diagnóstico o del tratamiento (especialistas), sin involucrarse ni comprometerse. Un proceso de humanización del quehacer contribuiría a que este sea acogido por el otro, a mejorar la relación, la seguridad del paciente y a evitar errores médicos.

Los pacientes requieren de esfuerzos conjuntos tanto por parte de su familia como de los profesionales e instituciones que lo atiendan, para entonces comprender la humanización como una estrategia de reconocimiento del otro en su integridad física y emocional como ser humano. La sobrecarga laboral genera deshumanización ya que es imposible generar un ambiente humanizado si el personal asistencial está insatisfecho, los profesionales también deben ser vistos como seres humanos. Los estudios demuestran que los pacientes valoran más la atención humanizada es decir el cuidado, el afecto, buen trato y la atención oportuna que se les presta durante su hospitalización, esto genera en ellos atención con calidad.

 

CONCEPTOS BÁSICOS

 

Saber actitudinal:

Nivel de formación de Actitudes del Personal, ante la sociedad a la que sirven, el trabajo, compañeros y hacia sí mismo lo cual tendrá una beneficiosa incidencia dentro y fuera de la Institución y en su entorno de desempeño.

La currícula universitaria actual, en sus tres componentes principales, el perfil del ingresante, el perfil genérico y el perfil del egresado contempla y valora la aplicación del saber actitudinal, que debe constituirse como columna principal del ejercicio de todo profesional, de la salud principalmente.

Trato a los pacientes:

Percepción que tiene el paciente o familiar del trato y de la atención proporcionada.

Las leyes actuales vienen contribuyendo para proteger a los pacientes evitando se cometan atropellos contra el mal trato a los pacientes, existe además un organismo estatal dedicado a recibir y actuar de oficio ante cualquier denuncia.

Responsabilidad:

Capacidad existente en todo sujeto para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente (RAE)

Los profesionales de la salud deben asumir las consecuencias de sus actos, procediendo con ética y deontología.

Respeto:

Miramiento, consideración, deferencia. (RAE)

Todo ser humano merece ser tratado con respeto, sea cual sea su condición, estado, religión u orientación sexual.

Tolerancia:

Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. (RAE)

Los profesionales de la salud deben aceptar posiciones contrarias a la suya, manteniendo un sabio silencio demostrando ser tolerantes y abiertos para generar una buena relación.

Empatía:

Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. (RAE).

Condición sine qua non para la aplicación del saber actitudinal, el ponerse en el lugar del paciente, el sentir su problema y situación, el hacerle comprender que está siendo escuchado y atendido con toda la buena voluntad y benevolencia.

Solidaridad:

Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros. (RAE)

En ciertas circunstancias, el profesional de la salud puede influir en resolver situaciones causales del paciente, sugiriendo o presentando alternativas viables que puedan revertir el estado existente.

Trato digno:

Experiencia y habilidad en la vida social. Respeto irrestricto a la persona y a su integridad, a valorar igual todas las vidas humanas y a todas las personas.

Es la condición ideal que todo profesional de la salud debería adoptar ante la atención a cualquier paciente, familiar o compañero de trabajo

Amabilidad:

Valor social que se funda en el respeto, el afecto y benevolencia en nuestra forma de relacionarnos con el otro

Cordialidad:

Amabilidad, sinceridad y afecto en el trato. (Oxford)

Puntualidad:

Cuidado y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida. (RAE)

Igualdad:

Tratamiento equitativo, sin importar su raza, rasgos físicos, condición financiera u orientación sexual. (Oxford)

Confianza:

Esperanza firme que se tiene de alguien o algo. (RAE)

Profesionales de la salud:

Un profesional de la salud es una persona capacitada para atender problemas de las diferentes áreas de las ciencias de la salud. Se involucran en la atención primaria y la atención con especialistas.

También, es una persona que ha completado estudios profesionales en un campo de la salud, como un enfermero, obstetríz, un médico, etc. La persona suele estar autorizada por una agencia gubernamental o certificada por una organización profesional, universidad o registro sanitario. (http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001933.htm)

Pacientes:

En la medicina y en general en las ciencias de la salud, el paciente es alguien que sufre dolor o malestar (muchas enfermedades causan molestias diversas, y un gran número de pacientes también sufren dolor). En términos sociológicos y administrativos, paciente es el sujeto que recibe los servicios de un médico u otro profesional de la salud y se somete a un examen, a un tratamiento o a una intervención.

No se puede desligar el entorno relacionado al paciente, siempre o generalmente se encuentra acompañado de un familiar cercano o acompañante, el cual también merece las mismas atenciones.

 

LOS 3 SABERES

 

Habilidades: Dentro del saber procedimental, las habilidades se consideran enfocadas en el contexto general del desempeño profesional, quienes deben realizar sus tareas y funciones de manera correcta y eficientemente.

Destreza: Es la experiencia sumada a la habilidad en la realización de una actividad determinada, es finalmente a lo que todo profesional de la salud debe llegar.

Conocimientos: El saber cognitivo, es lo que se sabe de alguna materia o ciencia concreta, lo que se almacena en nuestras neuronas y lo que nos permite mantener un grado de inteligencia capaz de hacerte útil en su manejo en el quehacer profesional diario. Era el valor primordial en la escala de certificación profesional, algo que felizmente ha cambiado.

Actitud: Todos nos comportamos habitualmente según las circunstancias que vivimos. Lo ideal es manejar positivamente situaciones difíciles, con resiliencia, constructiva y resolutivamente. El saber actitudinal es el principal y primordial en todo profesional de la salud, porque se trata de aplicar en aplicar la empatía en todos nuestros actos, tratar al prójimo y al paciente de la misma manera que haríamos con nuestros seres queridos, contribuyendo anímicamente en la salud del enfermo.

 

La fórmula es:    V=(C+H) x A

 

El valor (V) de una persona es el resultado de sumar sus conocimientos (C) y habilidades (H), y multiplicar esa suma por su actitud (A). Esta fórmula, popularizada por Victor Küppers, destaca que los conocimientos y las habilidades se suman, pero la actitud es lo que realmente multiplica el valor de una persona. 

 

 

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