miércoles, 30 de abril de 2025
sábado, 19 de abril de 2025
RECONCILIÉMONOS CON
NUESTRO NIÑO INTERIOR
Por: Carlos Enrique
Penalillo Pimentel (*)
Las respuestas a nuestros
conflictos internos, a nuestras formas “incorrectas” de ser y actuar, a
nuestras dificultades existenciales y a nuestros desempeños como padres, hijos
o abuelos muchas veces las podemos encontrar realizando una introspección hacia
nuestros primeros años de vida. En consecuencia, recordando y analizando
episodios, vivencias buenas y malas que, por lo general, nos han marcado en el
ámbito psicológico para siempre y procurando reconciliarnos con ese niño que
fuimos para sanar diversas heridas
emocionales vigentes.
Siendo profano en estos temas
y sin pretender presumir de psicólogo, mi experiencia personal quizá ayude a
entender algunos conflictos interiores y, por lo tanto, facilite mejorar la
calidad de vida a partir de mejorar la relación con su pareja, hijos, hermanos,
padres y amistades. Definitivamente y, desde la perspectiva científica, están
demostradas las eficacias de las terapias holísticas, sanadoras y
descodificadoras que corrigen los conflictos ancestrales heredados de nuestros
padres y abuelos y que llegaron a nosotros, no solo lo bueno -que se puede
traducir en valores éticos y morales- sino también viejas costumbres de
disciplina, maltrato innecesario y ausencia de demostraciones de cariño y
afecto que definen nuestro destino, lo que deberíamos de cortar para resolver y
anular su propalación en nuestros hijos y nietos.
Podemos considerar como una
enfermedad vivir cargando esa mochila pesada, esas energías encaminadas a
impedirnos conseguir vivir plenamente en paz y armonía. En la actualidad existen
terapias alternas reconocidas y aprobadas por la medicina convencional. Una
buena amistad de mi esposa me realizó una técnica terapéutica llamada “Barras
de Access” que nos libera de bloqueos energéticos y mentales y, además, me
sirvió mucho para superar mi insomnio crónico y evitar el continuo y peligroso
daño colateral que implica el rehuir dormir adecuadamente las horas necesarias.
Conversando con mi esposa
sobre las clases que sigue para su formación como terapeuta holística, me
comentó sobre la “sanación del niño interior” y convenimos certeramente que era
sumamente necesaria para todos, sin excepción, así que accedí a realizarla con
su maestra. Tuvimos una sesión sumamente provechosa que me llevó a profundizar
en mi memoria episodios increíbles olvidados en el tiempo, felices en su
mayoría, principalmente con mi padre, pero ausentes o débiles en demostraciones
de afecto y cariño, con raras excepciones.
Fue así como logré comprender innumerables
sucesos sobre mi forma de ser, que probablemente pudieron afectar a las
personas que más amo en la vida, mi esposa, hijos y nieta. Lamento de corazón
si fue así, nunca es tarde para enrumbar el camino y lograr la armonía y
alegría de la vida que Dios nos dio para ser felices. El encuentro con mi
hermano y su familia en Chiclayo fue un gran inicio; anhelo con ilusión seguir
así, por mi familia, con la ayuda del Señor y Nuestra Santa Madre María.
(*) Marianista, Católico,
consagrado a la Virgen María. Profesional de la Salud